La República Popular China, con más de 1.300 millones de habitantes, es sin duda el país más poblado del mundo. Además de ser conocida por esto, también es reconocida por ser la mayor fabricante de todo tipo de productos, por lo mismo, su industria, necesidades de energía y su propio consumo interno, hacen de este país un verdadero gigante asiático.
Hace pocas semanas tuve la oportunidad de viajar a este lejano país y, con el propósito de saber más sobre las policías y cómo se organizaban en materias de seguridad, me di cuenta que China es realmente un país muy especial.
Acá no existe una policía común y corriente que esté presente en todas las esferas de la sociedad china, en su lugar está la Policía Militar de la República China, que con escuadrones eficientemente entrenado responden a los problemas de criminalidad cotidianos de las grandes urbes. Aquí pareciera inimaginable que alguien golpee a un policía, acto calificado como subversivo y con penas de cárcel efectivas poco aplicables en nuestro país.
Pero bajo este estricto régimen militarizado, y tras las imágenes de orden perfecto y gran obediencia que vemos por televisión, se esconde otra China, una más pequeña y desconocida, donde los problemas propios de las ciudades se hacen evidentes dando paso a que la corrupción y el crimen organizado, encuentren un lugar especial para instalarse, logrando que las tasas de criminalidad tengan un aumento progresivo.
Sin duda, haber conocido un poco más de cerca la realidad del país, me hace reflexionar sobre los sistemas de coerción en un mundo declarado libre. Quizás las diferencias culturales no me permitieron apreciar de manera fidedigna cómo realizan su trabajo en terreno las policías, pero me quedo con lo que pude observar, que es el orden ante todo, pero como una verdadera olla a presión, en que la represión ha sido la única alternativa para opacarla.
Veremos cómo se sigue desarrollando el modelo de seguridad chino con la apertura, cada día más explícita, de un país anti consumo y con una población que cada día está más angustiada por el rápido crecimiento de la criminalidad.